29/12/09

No hay nada ya... Parte 3. Final.

- Asi es... Moriremos juntos.

Fue tanta la rabia que le provocó que sin pensarlo, mordió el brazo del otro arrancándole un pedazo de piel que escupió mientras el otro gritaba por el dolor que le causaba.

Desenfundaron las espadas de oro que colgaban de sus cinturas y las alzaron al universo…

- Te odio tanto maldito, quiero ver retorciéndote. No tengo piedad esta vez, aunque muera también, te haré vivir un segundo de tu mismo infierno y te haré sentir la brutalidad que me carcome por verte morir.

- Gracias Ray, ese odio alimenta mi deseo por destrozar cada parte de tu cuerpo. Mereces lo mismo que yo. Juntos hicimos sufrir a tantos que querían vernos separados… pobres y aunque al final lo consiguieron, hoy volvemos a estar juntos… escribiendo el último capítulo de este infierno que tantos tuvieron que soportar.

- Quizá disfruten vernos morir juntos… quizá imploren nuestro cuerpo para que nos adoren hasta el final de sus propias vidas. Dejamos la inmortalidad…


Estaban golpeados, pero no adoloridos. Sus alas lucían impecables, puesto que no habían sido usadas en el combate. Se extendieron una vez más, pues el golpe mortal estaba por anunciar muerte.

Ambas alas empezaron con un movimiento lento hasta que ambos provocaron un huracán insoportable que levantó en el aire los vestigios de un recuerdo y las llamas que incendiaban cada sentimiento hasta consumirlo en el olvido.

Movían sus alas con tal intensidad que uno de ellos consiguió herir la piel del otro en un solo movimiento de estas. Había solo ira y odio… y así el que había sido herido en el pecho dio un giro desplegando impresionantemente sus alas hasta rozarle el cuello a su oponente, marcando en su piel una delgada línea mortal de la cual empezó a escurrir sangre.


Con la ansiedad del final y brotándole sangre del cuello, corrió con la espada en la mano, gritaba enloquecido. Sus alas se expandían mientras corría la poca distancia que le separaba de quien algún día fue … el compañero perfecto en el amor por el infierno.

Al momento que su oponente volteo para colocarse de nuevo frente a él, sintió el dolor intenso de la espada enterrándosele en el estomago. Vomitó sangre sobre el que un día fue su amigo. Y sin meditarlo tomó la espada por el puño para enterrarla a la altura de su espalda alta, justo donde nacían sus alas…


El rostro de ambos mostraba un dolor impresionante. Eran heridas perfectas para dejar a un lado la inmortalidad.

Ambos cayeron al piso y a un lado la espadas llenas de sangre. Las alas pesaban y estaban muriendo antes que el cuerpo de quien las poseía. Tardaron unos segundos en ponerse en pie nuevamente. Estaban envueltos en tierra, no había el brillo del platino y solo quedaba un instante de fortaleza.

Un grito desgarrador. Y levantaron las espadas para volver a clavarlas hasta la profundidad del cuerpo donde el último de los sentimientos se escondía perfectamente.

Fue tal la fuerza que los dos cuerpos volaron en el aire, hasta desplomarse en el vacío de aquella cumbre. En el horizonte podía verse como el cabello de ambos se levantaba con la misma elegancia de siempre. Finalmente cayeron al piso desbaratando cada uno de sus huesos.


- Hasta … nunca Sergio.

- Hasta nunca… Ray.


Murmuraron con dificultad, mientras las llamas del infierno terminaba por consumir lo que quedaba de ellos y el Ángel de Oro se fundía en el calor del infierno hasta que no quedo nada.

Desde entonces el Infierno dejó de existir en el universo. Nadie pudo contar una historia igual, el odio perdió significado y la delicia de la venganza quedo inmortalizada en la imagen de la batalla final.

Una leyenda que murió junto al Demonio que le inspiró a lo que un día llego a ser…





The Legendary Crown Prince Raynier

No hay Nada ya... Parte 2.

He esperado tanto este momento…

Te dije que volvieras cuando me odiaras más… y ese día sería justamente hoy, cuando el sol esta a punto de morir. Y aquí nos encontramos como el primer día: en el Ángel de Oro.

En nuestra sangre solo hay deseo de muerte, en nuestra mente no hay más que poder absoluto, nuestros labios están tan rojos como el mismo veneno que un día creamos juntos. Tu mirada es tan cruel como el mismo destello de mis pupilas. No somos más que dos demonios listos a devorar el último suspiro del otro.

- “Toma tu tiempo y dime cuando estés listo… yo, espero paciente.”



El infierno lucía tan espectacular. Cuerpos gritando el dolor que carcomía sus pecados, almas llenas de lujuria caminando casí sin fuerza, ángeles convertidos en cuerpos deformes por la tentación al abandonar el paraíso para disfrutar el infierno… en el que nunca fueron bienvenidos. No hay espacio para los humildes de corazón.

Cada uno caminando en el opuesto, miradas perdidas en la exquisitez del infierno. Era sin duda alguna el preludio a la batalla final. Entonces emprendieron un camino hacia la cumbre, mientras sus pasos eran firmes, sus recuerdos volvían con más y más fuerza.

Uno de ellos cerró los ojos y se detuvo extendiendo sus brazos para finalmente cubrir su rostro. Escurrían lágrimas por sus mejillas hasta que un grito desesperado termino por agotar la última de sus lágrimas. Limpió su rostro y continuo sus pasos a la cima… entonces en su rostro se dibujo una sonrisa que reflejaba su sed de venganza.

El otro llevaba unos pasos de ventaja, caminaba tan dócil y elegante que su mirada era el complemento perfecto para un demonio cruel, maldito y lleno de ira. No se detenía ante ni un solo recuerdo que pasaba por su mente. Levantaba la ceja mostrando superioridad al tiempo que sus manos se dejaban acariciar por el viento.

Cada uno por su lado, hasta que se encontraron en la cima.

Eran miradas de odio…


- Es la última vez que nos veremos sin rasguños en la piel, sin perforaciones en el alma… sin vacíos en la memoria. Son los últimos minutos de nuestra vida en este universo. Tan insignificante será después de nuestra destrucción. Víveme…

- Ha sido tanto, que merecemos una muerte sangrienta y sin piedad como este reino en el infierno.

- Disfruta la última batalla… maldito!!


Caminaban con el porte majestuoso propio de un amo del infierno y ambos vestían la gala ardiente de un demonio. Ambas coronas, de platino, eran deslumbrantes. Volvieron la mirada y se encontraron.

Suspiros… rabia… placer… instinto… Pasión.

Y el silencio se apoderó del ambiente por un instante. La oscuridad en el infinito marcaba el ambiente mortal, solo fueron unos minutos y entonces una cantidad impresionante de rayos y truenos termino con la oscuridad y el silencio.



Fue al momento de un trueno nunca antes visto cuando ambos extendieron sus brazos para dejar caer la capa que cubría sus espaldas, lo hacían con tanta sincronía que todo parecía perfecto.

Arquearon sus cuerpos para liberar las alas del Demonio. Eran aun más brillantes que la última vez, oscuras y fuertes. Cada uno tomó su corona y la aventó al vacío, fue ahí cuando un rayo las destruyó convirtiéndolas en el más fino polvo precioso que termino por esparcirse en todo el espacio hasta fundirse en las llamas.

No había nada más espectacular.

Un grito ensordecedor termino con la sincronía del paisaje y solo se vio como uno de ellos golpeo el estómago del otro provocándole una herida de la que brotaron unas cuantas gotas de sangre.

El otro, al tenerlo cerca, grito tan fuerte que termino por casi asfixiarlo mientras apretaba su cuello, hasta dejarlo sin aliento por un instante. Y al final, lo soltó.

No había tiempo para nada, cada segundo era valioso. El sol había muerto ya y el Ángel de Oro sonreía disfrutando el fin...

No le permitió levantarse y pateo el cuerpo con tanta fuerza que lo hizo volar en el aire hasta caer en el lado opuesto… al filo del vacío. Fue cuando este se levantó y volvió a llenarse de furia. Corrió sin detenerse hasta encontrarse con el otro, ambos envolvían al otro con veneno y gas mortal.


- Ahhh!!! Maldito!!! muérete idiota!!!

- Hahahaha… moriremos juntos Ray...

14/12/09

No hay nada...

Hoy es el último día…el último. No hay vuelta atrás, estamos aquí por una razón, y tu la conoces.

Los días de guerra terminan esta misma noche, me he reservado el odio para el último golpe y tu, con tu sonrisa diabólica, listo para escupir dolor. Y así, iniciamos la última batalla.



Tus labios destilan veneno puro, intentas dejarme sin aliento, tu mirada alcanza a congelar mis pasos, eres como los grandes... mi único gran rival.

Es tu sonrisa la que atrae mi atención absoluta mientras tomas un puño de tierra para lanzarlo al viento, convirtiéndolo en un tornado de violencia y destrucción… estás llegando lejos.

Empiezo a recordarte… maldito.

LOVE IS CRAZY… LOVE IS DEATH.

Esperaba que te acercaras al punto de peligro, a donde la sensación se vuelva tan intensa y capaz de asfixiar al más grande de los asesinos, mereces más que esto.

Y entonces, cuando el sol empezó a ocultarse extendí mi cuerpo al viento, un trueno libero la descarga eléctrica mas impresionante que nunca antes pudiste percibir, ni en tus sueños, era mi fuerza. Me habías subestimado.

Me detuve a contemplarte, a través de tu mirada encontré tu lado dócil, tu debilidad... un demonio completo.

Era tanto mi odio que no pude evitarlo, sentí el poder de la venganza en mi cuerpo, mi mirada se volvió tan infernal como este lugar y mi cuerpo se confundió entre las llamas.

Con un solo suspiro, un huracán se formó en mis pies y lo lancé sobre ti. Y entonces vi como desplegaste tus alas y tu cuerpo se transformó en el demonio que llevas dentro, tu mirada... deslumbrante. Escuché un grito infernal, tus manos lanzaron lumbre.

Eramos los dos únicos demonios en este infierno que tu conseguiste encender en mi. Y así nos levantamos en el viento, cada uno extendiendo nuestras alas en la inmensidad y nos mostramos tal cual somos… malditos.

... the only chance, take it in your hands.

Sin darnos tiempo a nada, lanzamos nuestro mejor golpe. El tuyo lleno de ironía y sed de muerte, el mío tan saturado de odio y venganza que solo vimos una explosión que hizo arder nuestra piel...



Lo conseguimos, volamos hasta caer en el lado opuesto y volvimos a ser humanos.

El paisaje ahora es más desolado, las nubes están más grises que nunca y no hay rastro de infierno. Aun se extienden algunas llamas en la pradera y hay restos de muerte despidiendo humo letal.

Nuestros cuerpos están envueltos en ceniza y brasa ardiente, ha sido la más cruel de las batallas. Mira tu cuerpo lastimado, tus alas han perdido el brillo de un demonio, mi piel se ha desgarrado tanto y mis alas han muerto.

Tu mirada ha permanecido perdida por muchos minutos, quizá algo vive en ti, no has muerto aun. Y yo apenas consigo observar el campo, hemos destruido casi todo... y la memoria? cierra los ojos y escucha el viento.

No es debilidad… es la memoria. Ahí estas, con una sonrisa ligera, lárgate maldito, ódiame más y vuelve…

Nos encontraremos antes que el sol se muera, en el ángel de oro...



6/12/09

Mi Funeral...

My life is a rollercoaster...

Cierra la puerta por favor.

Ambos parecemos extraños a lo que un día fuimos, sentados aquí dándonos la espalda al tiempo que la memoria termina por extinguirse.


Y la mirada perdida…

Me levanto y me siento ahora frente a ti, y te miro buscando una sonrisa, pero no hay nada ya. Se lo ha llevado todo el viento y no ha dejado rastro de lo que un día existió.

No hay más sonrisas atrevidas a la mitad de una conversación, no hay más palabras que encuentran un espacio en el corazón del otro, no hay más complicidad en los minutos de locura, no hay más… nada.

Se ha perdido todo y el último suspiro se acerca.

Entonces me levanto y camino paciente alrededor tuyo intentando que la memoria vuelva a tu cuerpo y puedas abrazarme como tanto he necesitado. Vueltas y más vueltas… ha caído la noche.
Coloco algunas velas en la habitación, al paso de los minutos empiezo a encenderlas, volviendo tenue el ambiente. Y así, me encamino a la esquina para abrir el cofre de la memoria y tomar tantas flores rojas como recuerdos que hay en el. Y lentamente, con respeto al tiempo que compartimos, les encuentro un espacio en toda la habitación. Todo luce perfecto.

Esta es la antesala de mi estado mental.

Todo huele al enigmático aroma del preludio mortal, flores rojas que marcan el intenso color del amor y velas suaves que iluminan la oscuridad de esta noche.

Tu, ahora de pie y delante de mí. Detenido en el tiempo y en el espacio. Tu mirada luce ausente mientras ves como me recuesto en este espacio reducido al tamaño de mi cuerpo.

Si, es el final…

Ayer sonreías mientras caminábamos juntos, ayer me mirabas con el corazón. Solías decirme te quiero y entonces tu mirada se llenaba de brillo, mi reflejo en tus ojos era un espectáculo increíble para mi. Hoy tu semblante luce distinto.

No hay nada que hacer, la guerra ha terminado y es momento que me retire. Tu fortaleza sigue intacta… la mía, puedes recogerla, está completamente hecha pedazos en el jardín de tu castillo.

Esta ha sido la batalla que mas ha dolido, la única que ha valido mi esfuerzo, mis emociones, mis pensamientos… mi amor.

Lo acepto, tengo miedo, pero es veneno letal lo que ahora respiro.

“Ven, acércate…”

“Eres el niño más tierno y noble que he conocido en mi tiempo de vida. El chico lindo de las emociones más sinceras, el que tanto he admirado por el amor incondicional que muestras por tu familia. El único que he conocido ha tenido la capacidad para hacerme sonreír con solo mirarme… Te amo por lo que siempre has significado en mi vida, te amo por tu forma de ser, te amo por las tantas veces que estuviste cerca de mi, sin que yo lo pidiera… Gracias.”

Y entonces te acercaste a mí intentando abrazarme, pero no había espacio suficiente, en cambio acaricié tu rostro y te acerqué a mi para besar tus labios, y al final solté tus manos…

“Te he querido tanto y me has hecho tanto daño…”


“Apaga las velas, recoge las flores... cierra mi ataúd. Es mi funeral.”


The Legendary Crown Prince Ray
The Tragic Kingdom