3/9/10

RETRATO

Retrato
(Final de la historia del Asesino)


Escucho mis pasos entre el sonido del viento que enfría más y más el ambiente fúnebre de este campo de batalla.

Después de tanto tiempo, decidí volver al cementerio. Me detuvé delante de su sepultura, una veladora ilumina aquella foto suya que algún día me mostró.

Era su sonrisa tan particular y su mirada tan tierna la que cambiaba el semblante de mi rostro. A un lado una foto más que nunca había visto, sentado en su cama y en las piernas sostenía a su perrita… la que un día en su habitación me hizo abrazar, para comprobar cuanto le quería. Fue la primer vez que abracé a un perro. Los detestaba y creo por eso lo había hecho. Recuerdo bromeaba argumentando que felicitaba a su mascota por aguantar un abrazo mio.

"No pensé un día volver a este lugar, solo es el final."

Y me perdí en el tiempo, al pie de su sepultura mirando el horizonte. El día parecía mas gris que ningún otro, el aire frío despeinaba mi cabello y a lo lejos veía las nubes desplazarse con demasiada rapidez. Los rayos y truenos anunciaban tormenta…

Con las manos detenidas en los bolsillos de mi abrigo, me senté a un lado y corté una pequeña flor blanca que crecía en el monte, la sostuve entre mis dedos haciéndole girar por momentos. La observé detenidamente mientras la memoria volvía a mi.

Destellos de aquella vez en que terminé con su vida.

La brisa congelaba mi piel y mis labios, más fríos que nunca, deleitaban el paisaje desolado. Me levanté y caminé entre las tumbas del cementerio.

Solo imágenes crueles y exquisitas de aquellas veces en que mis manos estaban mojadas en sangre, por el placer al matarles.

Y que gané? … nada.

Abrí la boquilla de la botella plata que llevaba escondida, y bebí un trago de whiskey hasta quemar mi garganta.

Caminé hacia la salida, y a mi paso, apareció el fantasma de cada uno a mi lado. Algunos me observaban con irá, otros con miedo. Mi corazón latía cada vez más intenso, volví a beber hasta vaciar ese pequeño bote. Lo solté y escuche como se estrelló, sin romperse, con las hojas secas que el invierno había matado ya en esos árboles.
El viento soplaba cada vez más fuerte y la lluvia comenzaba a caer sin piedad. Caminé sin apurar mis pasos, disfrutando del momento tan desolador, era la soledad la que me provocaba el placer de …

Al llegar a la puerta del cementerio, miré detrás de mi; los árboles se movían con la intensidad del viento, y entonces mi sangre empezó a calentarse y mis labios volvieron a sonreir. Respiré lento y suspiré profundo.

“ Te veré en el infierno …”

Cerré las puertas de metal detrás de mi. Y subí al auto negro que había estacionado a unos cuantos pasos de la entrada.

Encendí el motor y di marcha sin rumbo alguno, solamente quería sentir. Un cd de enigma, de mis favoritos, empezó a reproducirse volviendo más elegante el momento.

Y entonces sentí como regresaba el demonio que un día vivió en mi.

Cambio el semblante de mi rostro, y mis manos sostuvieron con más fuerza el volante. Mi objetivo: el dulce aroma de la muerte.

Entonces conduje sobre la misma avenida donde una noche de noviembre del 2008 terminé con su vida, justo unas calles antes de El Ángel, el asfalto mojado, las llantas del auto, el golpe de su cuerpo al rebotar sobre el cofre, el exquisito sonido de sus huesos mientras pasaba encima.

Extasis al recordar…

La sangre en mí hizo que pisará sin piedad el acelerador. No había tráfico, parecía que la tormenta había asustado al mundo entero. Y la ciudad era solamente mía. Como la viví cuando llegué a la cima de mi propio éxito.

Thats the look of… hell.

A mi paso por esa gran avenida, volvieron una vez más, los fantasmas de los muertos. Aquel que arrastré por un empedrado y que al final encendí en llamas, el otro que enterré mil veces un cuchillo en su cuerpo, al que le disparé hasta vaciar la pistola, aquel otro al que afuera del bar ahorque poco antes de alcanzar el placer del sexo o al que hice resbalar en cientos de escaleras para estrellarle una piedra en la cara hasta desangrarlo. El otro que en su intento por salvarse, alcanzo rozar mi estomago con un pedazo de vidrio mientras le asfixiaba...

Y nadie consiguió terminar con mis días.

La música en mis oídos destilaba veneno una vez más. La adrenalina carcomía mi cuerpo y el deseo se volvía más y más fuerte… hasta que consiguió controlarme.

Era todo …

Respiré una vez más y detuve el auto, miré el retrovisor y todo lo había ya dejado atrás. Tan pronto el semáforo encendió la luz verde y arranqué haciendo rechinar las llantas mientras resbalaban en el agua.

Era solo la velocidad del motor la que escuchaba, aun más fuerte, que la última canción que se reproducía. Respiré y cambié la velocidad despedazando la permitida y entonces, a la vuelta de esa esquina encontré el blanco perfecto.
"La guerra ha terminado... es tiempo de irme."

Abrí más los ojos y sin miedo sostuve el volante hacia esa dirección. Gritos.

El auto se estrelló sobre la estación de gasolina volando en mil pedazos. Y reinó el silencio.

Fue así como decidió terminar con su vida…



The Dark King Ray… is gone.
El asesino ha muerto.